Ir al contenido principal

Martina bibliotecaria

Martina trabaja en la biblioteca municipal. 
Llega a las nueve de la mañana; tres llaves, un candado y ¡se abre un viejo portón! Hace diez años para pasar largas horas en soledad recibiendo, clasificando y restaurando lo que para la población de su país son objetos intrascendentes para ella son su vida. Siempre lo han sido. No importa que años atrás el amor se haya tenido que sacrificar por los "armatostes esos" como se lo dijo al marcharse Ernesto el hombre con quién estuvo a punto de casarse. Esa vieja historia volvía a su memoria cada vez con menor frecuencia y la sacudía de su recuerdo como el polvo de los cantos, está prohibido soplar pero ¡que más da! ama trabajar sin cubrebocas pues el aroma la invade mejor.
Esa mañana tuvo un estremecimiento al recordar, porque llegó a la biblioteca "El libro del desasosiego", no es un libro especialmente común además la edición es la que Ernesto le regaló cuando cumplieron su primer aniversario, cuando aún le parecía increíble ella y todo lo que representaba su trabajo, su ser.
Acompañada de una taza de café y su gato principe entrecerró los ojos y se dejó llevar por el recuerdo. En la misma biblioteca Ernesto llegó a ser el socio más asiduo, un lector como pocos 
- Bebé, debes leer nostalgia de la muerte, Villaurrutia es un grande -
Para Martina que acostumbraba leer sobretodo lo relacionado a su formación las sugerencias de Ernesto eran un nuevo y maravilloso crisol.
Principe la sacó de su ensimismamiento - gatito malo, no persigas lagartijas, amor-
Ese gato se había convertido en su única compañía y fuera de los pocos socios que visitaban la biblioteca era el único ser vivo con quién convivía.
La biblioteca cerraba el acceso a las seis de la tarde, pero Martina permanecía haciendo trabajos de restauración hasta entrada la noche, no siempre era conciente de lo tarde que se le había hecho. Metía al príncipe en la mascotera y en su vieja vagabundo emprendía el regreso a casa.
En una ciudad provincial como lo es donde vive Martina,  es sencillo recorrer en bicicleta los sitios de interés, a alguien como ella le atraían los cafés y las librerías de viejo. Esa librería en donde conseguía las mejores colecciones de literatura mexicana o rusa o lo que eligiera su espíritu en ese momento. Últimamente estaba enfrascada en los libros de Jorge Ibargüengoitia ya que compartía el punto de vista sobre la nota roja.
La librera dueña de "La Morada" librería de casi cien años, sentía mucha simpatía por Martina y príncipe , simplemente no entendía porque se dejaba ver tan poco por el establecimiento.
- Elena hermosa ¿ Llegaron mis libros? 
- Buenas tardes Martina ¿Olvidando las reglas sociales de nuevo? 
- Lo siento, ¿ Cómo estás querida?
¿Pédimos café?-
No es que Martina no disfrutase la compañía de Elena también sentía respeto y admiración por ella. Pero no tardaba en empezar con sus "cosas"
- Ya súperalo , ¡ Eres muy bonita como para seguir sola ! ¡ Búscate un amante!
La hacían reír sus ocurrencias pero sabía que tenía razón, no cerraba ese ciclo y la soledad agudizaba.
Estaba por contarle acerca del flasback de esa mañana cuando una voz distrajo a las amigas.
- Buenas noches, estoy buscando libros de Walt Whitman-
Ojos color miel, 1.80 de estatura, posiblemente extranjero, como la mayoría de los turistas que visitan la ciudad...
-Lo siento los libros de poesía, mi amiga los agota , si no están en los libreros de su casa, van a parar a la biblioteca , - a veces los ubico en lugares fuera de la sección y ¡ Aún así los encuentra-
Martina y el cliente cruzaron miradas.
No supo si era esa música de fondo con Ringo Starr cantando "Stardust"
O las palabras - soy profesor de secundaria, estaré este ciclo en la 56. Doy clases de literatura.
¡Oh, Martina  Cuántas cosas no imaginó! Porque tenía frescas tantas historias de amor, donde un romance surge y un cantante con hermosa voz interpreta para dos enamorados que giran en una pista de baile, inmersos en la mirada del otro, estrellas, luz de luna. Poesía.
 De eso está hecha Martina. 

Comentarios

  1. Esta es una primera entrega.
    Espero sea de su agrado está historia rosa por entregas.
    El amor tiene que triunfar gracias a los libros

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El bibliófilo de Balderas

Hace más de una década me lo presentaron como especialista en firmas , un hombre corpulento de cuarenta y tantos años, de pelo cano y vestido con pulcritud, usaba anteojos de alta graduación, se percibía en él cierto halo de erudición, aunque la presentación hecha por parte de un librero no me fue agradable, sentí como si lo tratara igual que a un cuate de la cuadra.  Ese día yo llevé a presumir un ejemplar con la dedicatoria de Juan Rulfo, el bibliófilo de Balderas tomó el ejemplar, no hizo ni un solo gesto, no se inmutó, ahora sé que actuaba de forma profesional, como se dice en el argot libresco, era un coyote , me miró y sin decir una sola palabra asintió y me devolvió el libro, fue la primera vez que lo traté. El  bibliófilo de Balderas  es un librero especializado en primeras ediciones de literatura mexicana e iberoamericana principalmente, con gusto refinado, tiene predilección por los poetas mexicanos de culto y autores del exilio español, conoce sobre libros de Poesía de C

Los libreros de viejo en la Ciudad de México

Los libreros de viejo en la Ciudad de México distribuyen su material de formas muy diversas.  1. Librerías de ocasión. La imagen más conocida y más romantizada es la del vendedor que tiene un local fijo, una librería con anaqueles llenos de impresos antiguos en el centro de la urbe, principalmente en la calle de Donceles, estos espacios surgieron debido a la demanda de los estudiantes cuando las aulas de la Universidad Nacional se localizaban en las mismas calles, algunas se mantienen en pie a pesar de la gentrificación de la zona, pero actualmente también se ubican en el sur de la ciudad y en la colonia Roma principalmente, aunque existen algunas dispersas en otras demarcaciones de la capital. Estos puntos de venta exhiben su material de forma temática la mayoría de ellas, esperan a que los clientes los visiten y eventualmente se comunican con ellos cuando les llegan los títulos solicitados, se les conoce como librerías de ocasión o de viejo. Pueden ser atendidas por el dueño, pero mu

Adicto a los libros

Perdí a mi familia y también mi casa, pero conservo los libros. Protejo cuarenta y tres mil tomos en un departamento y dos bodegas rentadas, odio tenerlos en cajas, por ello los apilo con el lomo a la vista, a mi disposición, puedo estar frente a ellos por horas, admirando los colores, tipografías y formas que adquieren las decenas de columnas zigzagueantes debido a los distintos tamaños: miniatura, pequeños, mediano chicos, medianos, mediano grandes, cuadrados, formato de arte, monumentales y de figuras extrañas. Mi familia se alejó, simplemente me abandonaron, no soportaban mi adicción; mi ex-esposa decía que hubiera preferido que fuera borracho o mujeriego a acumulador sin remedio. Fui profesor universitario, me despidieron por mejorar calificaciones a cambio de primeras ediciones y ejemplares numerados. No lo entienden, los libros son mi pasión, mi vida. Obvio que los leo, el contenido es lo más importante, pero la textura, el olor, la sensación de tenerlos entre las manos es impos