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El consejo de Guillermo Tovar de Teresa

Gillermo Tovar de Teresa nos dio un consejo que no olvidaremos, fue la clave para mantenernos motivados en el mundo del libro viejo. 

Hace unos diez años al llegar a la pequeña bodega que teníamos en la colonia Roma de la Ciudad de México, cuando iniciamos como Librero en andanzas, mi sorpresa fue grande, sentado entre los pocos anaqueles que teníamos estaba el bibliófilo, bibliógrafo y cronista emérito de la ciudad, esperándonos con una primera edición de Octavio Paz en las manos, vestido con un traje negro, chaleco y corbata roja, estaba interesado en adquirir libros regularmente con nosotros, nos platicó sobre sus intereses bibliófilos de ese momento durante unos veinte minutos y se retiró. 

A los pocos días conseguimos una revista política ilustrada del siglo XIX, “La Orquesta”, casi completa y en excelentes condiciones, acudió al llamado al siguiente día acompañado de un reconocido caricaturista, cerramos el trato y quedamos en entregarle los libros más tarde en su casa.

Ya en su hogar (ahora museo), nos recibió con mucha amabilidad, nos ofreció algo de beber y tuvimos la oportunidad de platicar con él por más de una hora, habló de la biblioteca de su abuelo y de las charlas amenas que tuvo y seguía teniendo con varios libreros. Nosotros le comentamos nuestra inquietud sobre integrarnos al gremio de libreros de viejo de la ciudad, en ese momento nos dio el consejo que hasta hoy agradecemos, fueron unas palabras que aún hoy recordamos mi socio y yo, las cuales nos mantienen motivados en este oficio tan noble.

 

Tovar de Teresa sobra decirlo era sumamente culto, pero lo que más me impresionaba era su memoria, cuando le llamaba para ofrecerle material, títulos raros normalmente, él siempre respondía con una pregunta, por ejemplo, si le ofrecía un libro de Efrén Rebolledo, preguntaba: ¿la edición de 1916 con la portada de tal o la edición limitada de 1919?; si le daba los datos de un libro de historia del siglo XIX: ¿es el de la errata en la página tal, donde dice “comentaba” en lugar de “encomendaba”?


Aunque hay “historias negras” sobre él en el mundo del libro antiguo, a nosotros siempre nos trató bien, lo vimos sólo una ocasión más, se le extraña como intelectual, como cliente y sobre todo por ese consejo que nos cambió la perspectiva de nuestro trabajo. ¡Gracias Guillermo!

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