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Presentación en sociedad de Librero en Andanzas

 Hace una década mi amigo Josué y un servidor decidimos presentar Librero en Andanzas, una nueva empresa de compra-venta de libros viejos en México. La idea inicial comenzó cien días antes cuando determinamos asociarnos, adquirimos nuestra primera biblioteca en 400 pesos, la revendimos el mismo día, a la mañana siguiente compramos otra colección y también la colocamos con un colega, así pasaron unas semanas trabajando de la misma forma hasta que nos cayó la buena, una biblioteca de casi 10 mil ejemplares perteneciente a un escritor y reconocido político mexicano, con su venta paulatina, primero las piezas a los mercaderes anticuarios y luego la barata, logramos juntar el capital necesario para pagar un sitio en internet y un logotipo. Con la identificación de la marca nos hicimos de uniformes, bolsas, separadores, etc. Nadie nos conocía en el mundo del libro antiguo en la Ciudad de México, las redes sociales no tenían la fuerza de ahora, debíamos presentarnos en una feria, teníamos la fijación de exhibir nuestro material como un compañía seria, pero rompiendo con las costumbres. Nos presentamos en tres eventos simultáneos, en una feria de libro de ocasión en el antiguo Casino Español en la calle de Tacuba; en el callejón de la Condesa, detrás de la Casa de Correos en el Centro Histórico y en Paseo de la Reforma, entre las glorietas del Ángel de la Independencia y La palma. En el primer recinto mostramos los mejores ejemplares que teníamos, con la diferencia muy marcada y no bien vista por algunos de que todos nuestros libros tenían el mismo costo, cien pesos y una temática delineada: México. Casi todos los títulos eran enfocados en el país: antropología, arqueología, arte, literatura, sociología, religión e historia desde la época prehispánica hasta el siglo XX. En el callejón fue con ejemplares económicos, el remate de diez pesos; en Reforma con precio y temática variada. Modestia aparte estábamos bien organizados, nos preguntaban los colegas ¿ustedes quienes son, de dónde salieron? Parecía generación espontánea, simplemente surgimos de un día para otro. Aún estamos orgullosos de ese inicio, durante las semanas previas no descansábamos ni los domingos, dormimos poco y estuvimos estresados con los preparativos, todo tenía que ser perfecto. Los compañeros libreros que trabajan en ferias saben que participar en ellas es muy cansado, logramos solventar tres eventos al mismo tiempo, nos apoyaron seis personas, es decir, dimos empleo desde el inicio, tres eran personas mayores con experiencia en el gremio, otros jóvenes inexpertos pero entusiastas. Mi socio y yo resolvíamos la compra de bibliotecas para re-abastecer los puestos diariamente, nuestro transporte era una carcacha, un tsuru blanco que tuvo mejores tiempos como taxi, en esos momentos parecía desbaratarse en cualquier momento. 

En el Casino español comenzamos la venta con libros en cien pesos, cuando ya estaban seleccionados los bajamos de precio hasta terminar con los últimos tomos disponibles en una subasta que comenzaba desde un peso, la cual fue bien recibida por algunos compañeros y por otros fue vista como una afrenta, como una falta de respeto al gremio, tal vez lo fue, pero nosotros debíamos capitalizar para iniciar el sueño de una empresa, cerramos el último día cargando solamente las mesas, mantas y bolsas.  En el callejón la misma historia, salimos con muy pocos ejemplares, vendimos casi todo. En la feria de Reforma también nos fue bien, ahí conocimos a buenos amigos que nos invitaron a exponer nuestro material en otras plazas. 

Así fue la presentación de Librero en Andanzas, con el dinero recaudado esas dos semanas inició la aventura de una nueva empresa de libros de segunda mano, rentamos una bodega decente, antes fue el comedor de la familia de mi socio y un cuarto en el tercer piso de un edificio de Balderas sin medidas de seguridad, adquirimos equipo de cómputo, mesas, papelería, libreros, etc. Lo que pasó después es una larga historia que compartiré en algún momento. 

A diez años de distancia la empresa sigue en pie, dando trabajo a más de 20 personas, con librerías físicas en cuatro entidades del país y tiendas en línea, con ganas de seguir creciendo y con mucho entusiasmo.

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