Trabajo en una librería de viejo en México, para ser específico en una bodega de libros usados que se distribuyen a cuatro locales físicos en tres estados del país, a cuatro grupos de venta en redes sociales y a tres portales en línea. Sin contar algunas ferias, eventos temáticos y de remate que eventualmente organizamos más la salida por lotes a libreros.
Catalogo diariamente un promedio de 300 ejemplares provenientes de la compra de bibliotecas particulares ubicadas principalmente en la Ciudad de México. Llegan a la bodega en cajas de cartón y en pequeños lotes sujetos con plástico (playo), mis ayudantes sacan los libros y los reparten por tamaño en mesas y palets, me dejan solo una parte de todo lo adquirido, lo más raro, antiguo y comercial, lo que tiene prioridad, el resto lo asignan de la misma forma a otra área de selección.
De las pilas tomo los libros uno a uno, reviso las condiciones físicas, pongo especial atención en roturas, faltantes, subrayados y manchas; observo la bibliografía, título, autor, editorial, fecha de publicación, editorial, ilustraciones y si tiene algún agregado especial como re-encuadernación, dedicatoria, testigos, exlibris, etc. Lo marco paso a paso, pero en realidad es una inspección rápida, si existen detalles adicionales los pongo aparte, por ejemplo tomos sueltos, firmas no identificadas, ilustrador desconocido, entre otros.
Después de la revisión asigno precio considerando los pormenores mencionados además de la posibilidad de venta, en una misma colección de literatura con características idénticas de papel y encuadernación es más vendible y por ende más cotizado un título de Borges o Rulfo que de Blasco Ibáñez o Fernández Santos. Fijo las cantidades con lápiz y agrego una pequeña leyenda marcando a qué grupo o librería he decidido enviarlo, es así como se van formando pilas de libros que poco a poco llenan los anaqueles de los catálogos en línea y las cajas para las librerías.
La separación la realizo de la siguiente forma:
Lo primero es identificar la bibliofilia, libros antiguos, curiosos, primeras ediciones, de tiraje limitado y firmados por los autores, si están en condiciones aceptables los envío a un catálogo especializado dirigido a coleccionistas y bibliófilos (www.librosdrsamano.com). Ejemplo de ellos son títulos de historia de México del siglo XIX, primeras ediciones de autores pertenecientes a vanguardias literarias como el Estridentismo, con dedicatorias de premios Nobel como García Márquez o Vargas Llosa, tomos de poesía de tiraje reducido o no venal y libros ilustrados por grabadores famosos como los del Taller de la Gráfica Popular (TGP).
Luego identifico los libros que tienen el mismo grado de importancia para tres listados bien definidos temáticamente, para ello elijo los ejemplares en mejores condiciones y que cumplan con un valor mínimo de base; uno de ellos está enfocado en literatura internacional de autores renombrados y en ediciones de prestigio, por ejemplo Acantilado, Anagrama, Akal, Alianza, Ábada, solo por mencionar las editoriales que empiezan con la letra A. También se incluyen algunos ensayos literarios y cuestiones filosóficas (www.pericobooks.com). Otro registro está dirigido a maestros, estudiosos y lectores de temas de México, historia, arte, arqueología, antropología, lingüística, política, etc. Para este grupo los ejemplares pueden ser de cualquier formato. Como ejemplo, las crónicas de la Conquista, las biografías de los héroes nacionales, de actores de cine famosos como Pedro Infante, Cantinflas o María Félix, también de pintores como los muralistas, Rivera, Orozco y Siqueiros (www.facebook.com/arcadioeltrepidante). En tercera instancia, mi favorito, el catálogo para profesores y estudiantes universitarios, donde se seleccionan tomos de diversas áreas y en varios idiomas, los que más abundan son historia, arquitectura, matemáticas, antropología, pintura, música, diseño y ensayos; un gran porcentaje en español, el restante en inglés, francés, italiano, portugués y alemán (www.libreriacoyote.com).
Los restantes los dirijo a las librerías, sin ninguna limitante en tema, formato o idioma. La única consigna es que los libros vayan completos, limpios y con cierta posibilidad de venta, para ello me apoya un valuador experto. Al final de este proceso quedan muchos libros que no son catalogados, basados en la experiencia los dejamos para los remates, son títulos que tienen baja demanda, están muy repetidos o no están en excelentes condiciones.
Comentarios
Publicar un comentario