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Ser librero de viejo en tiempos del coronavirus.

   Esto ha ido demasiado rápido, a inicios del año comenzaron las noticias de un nuevo virus nacido en China, en febrero llegó a México y se ha propagado en todo el país, hoy primero de abril ya van casi mil cuatrocientos casos confirmados y treinta y siete defunciones, hace un par de días declararon emergencia sanitaria. 
Trabajo en una empresa dedicada a la compra-venta de libros viejos, con una plantilla de veintiséis personas; valuadores, curadores, mercadólogos, bodegueros, choferes, capturistas, vendedores, diseñadores, ayudantes generales y personal de limpieza.
Laboramos adquiriendo un promedio de mil doscientos libros por día, los cuales se seleccionan en una bodega por el poniente de la ciudad, de ahí se distribuyen a dos librerías, una en la capital del país y otra en Pachuca, Hidalgo y también a otra bodega en el Estado de México donde se manejan varias catálogos en línea.
Es difícil tomar decisiones en momentos complicados, el gobierno decretó el cierre de negocios no esenciales, el libro usado no es considerado un artículo de primera necesidad, ojalá lo fuera. Debimos cerrar temporalmente ambas librerías, liquidar a algunos trabajadores, home office para una parte del equipo, a otros los enviamos a casa con una parte de su sueldo por un mes, sólo mantuvimos activos a los trabajadores necesarios para subsistir.
Nos mantendremos en pie con las reservas de las últimas bibliotecas adquiridas y con la venta en línea que no ha cesado. De continuar, seguiremos dando trabajo a madres y padres, cabezas de familia, a jóvenes estudiantes y en general a buenas personas.
De nuestra labor no sólo dependen los trabajadores de la empresa, también muchos libreros que a pequeña o mediana escala se surten con nosotros: los jóvenes del Callejón Condesa, siempre alegres y dicharacheros, los libreros de Plaza del Ángel, tan allegados a los bibliófilos del país, los compañeros de La Lagunilla y del corredor de Balderas, además de los libreros de las ferias que se realizan en varios estados, sin olvidar a los muchachos emprendedores de los grupos de venta en redes sociales.
Todos los libreros de viejo hemos visto mermada nuestra venta, algunos tienen ahorros, otros adquirirán deudas, pero creo que la libraremos y espero que este momento difícil sirva para unirnos como gremio, nos hace falta apoyarnos entre nosotros, hay varios ejemplos de que se puede, en Xalapa, Aguascalientes y Guadalajara ya lo están haciendo, ojalá podamos lograrlo a nivel nacional, no sólo vernos como libreros o comerciantes individuales, sino como una comunidad que se dedica a la venta de uno de los productos más nobles, el libro viejo.
Deseo fuerza y paciencia a todos los amigos y compañeros libreros de ocasión del país, saldremos de estos tiempos difíciles.  

Comentarios

  1. Gracias, esperemos todo mejore, de por si es un negocio dificil en un pais donde no es una prioridad la lectura, es una necesidad de algunos cuantos nada mas. Por cierto ¿cuál es la libreria en la CDMX? y bodega al Poniente de la ciudad ¿ Donde se encuentra?

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    Respuestas
    1. Hola Mar, la librería está ubicada en la colonia Roma Sur, en Bajío 156. Todos los datos puedes hallarlos en www.libreroenandanzas.com.

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