Trabajo en una librería de viejo en México, para ser específico en una bodega de libros usados que se distribuyen a cuatro locales físicos en tres estados del país, a cuatro grupos de venta en redes sociales y a tres portales en línea. Sin contar algunas ferias, eventos temáticos y de remate que eventualmente organizamos más la salida por lotes a libreros. Catalogo diariamente un promedio de 300 ejemplares provenientes de la compra de bibliotecas particulares ubicadas principalmente en la Ciudad de México. Llegan a la bodega en cajas de cartón y en pequeños lotes sujetos con plástico ( playo ), mis ayudantes sacan los libros y los reparten por tamaño en mesas y palets , me dejan solo una parte de todo lo adquirido, lo más raro, antiguo y comercial, lo que tiene prioridad, el resto lo asignan de la misma forma a otra área de selección. De las pilas tomo los libros uno a uno, reviso las condiciones físicas, pongo especial atención en roturas, faltantes, subrayados y manchas; observo la
Espacio dedicado al gusto de compartir las experiencias relacionadas con el mundo de las librerías de viejo en México y en el mundo. Anécdotas de lo que ocurre en esos lugares mágicos inundados de polvo culto y aromas atractivos para los bibliómanos y bibliófilos.