Gillermo Tovar de Teresa nos dio un consejo que no olvidaremos, fue la clave para mantenernos motivados en el mundo del libro viejo. Hace unos diez años al llegar a la pequeña bodega que teníamos en la colonia Roma de la Ciudad de México, cuando iniciamos como Librero en andanzas, mi sorpresa fue grande, sentado entre los pocos anaqueles que teníamos estaba el bibliófilo, bibliógrafo y cronista emérito de la ciudad, esperándonos con una primera edición de Octavio Paz en las manos, vestido con un traje negro, chaleco y corbata roja, estaba interesado en adquirir libros regularmente con nosotros, nos platicó sobre sus intereses bibliófilos de ese momento durante unos veinte minutos y se retiró. A los pocos días conseguimos una revista política ilustrada del siglo XIX, “La Orquesta”, casi completa y en excelentes condiciones, acudió al llamado al siguiente día acompañado de un reconocido caricaturista, cerramos el trato y quedamos en entregarle los libros más tarde en su casa. Ya en su
Espacio dedicado al gusto de compartir las experiencias relacionadas con el mundo de las librerías de viejo en México y en el mundo. Anécdotas de lo que ocurre en esos lugares mágicos inundados de polvo culto y aromas atractivos para los bibliómanos y bibliófilos.